La historia de una pasión que comenzó en 1996

Imaginate Pocitos en 1996. En un rinconcito del barrio, Marcelo Silva amasaba pizzas con sus propias manos. Era increíble ver cómo la gente hacía cola, se sentaba donde pudiera, en banquitos, parados, lo que fuera, con tal de probar esa pizza de El Horno de Juan.

Esa empresa familiar que empezó como un sueño no paró de crecer. Poco a poco abriendo sucursal tras sucursal, fuimos llevando esa magia que nació en Pocitos. Hoy, casi 30 años después, seguimos siendo los mismos: una familia que hace pizzas con el corazón, pero ahora con horizontes más grandes.

¿El secreto que nos conquistó desde el día uno? Esa masa amasada a mano que lleva su tiempo, esas porciones que te dejan satisfecho de verdad, y esa generosidad uruguaya de ponerle gusto hasta que no entre más. Así somos, así seguimos siendo.